Ahora que ya ha pasado cierto tiempo, echamos la vista atrás para valorar lo
que el concierto de los británicos dio de sí en el estadio del Atlético de
Madrid el pasado 5 de julio.
La gira Run For Your Lifes despertó mucho interés
antes de su inicio, a ver cuál sería la escenografía, el listado de temas etc.
Cuando la banda anunció que la gira se basaría en sus primeros trabajos hasta
el 92, todos nos pusimos a hacer nuestras cábalas: tocarán tal o cual tema... a
ver si quitan este y ponen otro, ya se sabe, lo típico de estos casos.
El resultado fue que cuando la banda inició en Budapest la gira, los
comentarios fueron de lo más variados, como no podía ser de otra manera.
IRON MAIDEN llegaron a Madrid con parte de la gira ya en marcha y con todos los secretos revelados y, teniendo en cuenta que es una banda que no realiza cambios, sabíamos de antemano todo lo que nos íbamos a encontrar.
Aun así, la expectación por verlos en Madrid, única fecha española, fue máxima y se colgó el letrero de todo el papel vendido.
El concierto tuvo su inicio con la banda encargada de abrir la épica noche que
nos esperaba, los veteranos AVATAR, la banda sueca liderada por el carismático
Johannes Eckerstörm, todo un espectáculo en directo. Con más de 20 años a sus
espaldas el grupo ofreció un buen concierto interactuando mucho con las primeras
filas que ya se acumulaban desde primera hora para tener un buen sitio. La
banda sonó potente, teniendo en cuenta la acústica del estadio, tema para
tratar aparte… Desde la inicial Dance Devil Dance hasta el final de Hailthe Apocalypse fue un show sin fisuras de una muy buena banda que tal vez
merece más reconocimiento del que tiene en la actualidad.
Ahora sí llegó el momento que todos los allí reunidos estábamos esperando,
cerca de 60.000 personas llenaron el estadio para rememorar los temas clásicos
de una banda que para muchos siguen siendo los reyes del género. Cuando las
primeras notas de Doctor, Doctor la ya mítica intro de U.F.O. suenan, la
gente grita sabiendo ya, que los británicos están a punto para poner patas
arriba el estadio.
Sin tiempo para nada, The Ides Of March atruena por los altavoces y nos
transportamos a 1981, más aún cuando Murders In The Rue Morgue es la primera canción
escogida por la banda para iniciar su concierto. Salen a comerse el escenario,
como no podía ser de otra manera y Wrathchild y Killers, una de las más
gratas sorpresas dela noche, aunque no la única, conforman un trío ganador a la
vez que un cercano homenaje a Paul Di Anno, cantante de la banda en sus dos
primeros trabajos, recientemente fallecido.
Ya hemos podido observar los primeros cambios importantes en su puesta en
escena, de los telones y los inflables, hemos pasado a la animación en
pantallas, con cuidadas imágenes acordes a cada tema, desde un paseo virtual
por las calles más lúgubres de Londres al inicio a una ambientación parisina
entre otras.
Con una imagen de un gran telón de fondo, Bruce Dickinson nos dedica unas
primeras palabras para que demos la bienvenida a Simon Dawson, nuevo baterista
de la banda que sustituye a nuestro querido Nicko, que después de 42 años
decidió hacerse a un lado por sus problemas de salud. Simon cumple a la
perfección con su rol, haciendo que los temas suenen contundentes, rockeros ,
con un estilo diferente a Nicko, por supuesto, pero cumpliendo con creces.
Simon fue recibido con mucho cariño por parte de todos y a lo largo del concierto
demostró su valía detrás de su kit, mucho más reducido que el de su predecesor.
Detrás de ese telón, se desplegó una enorme escalera antigua mientras que Phantom Of The Opera ponía punto final el recorrido por los dos primeros
trabajos del grupo, sin duda un buen homenaje a su debut.
A partir de ahí, un recorrido espectacular por todo su catálogo, desde The
Number of the Beast, la recuperada The Clairvoyant y la gran Powerslave con Dickinson ataviado con su máscara que ya lució en la gira del 85, junto con
una pirámide descomunal con Eddie mirándonos desde las alturas, y la celebrada 2 Minutes To Midnight. A estas alturas queda claro que Steve Harris, líder,
fundador y clara alma mater de la banda, sigue en plena forma flanqueado por el trío de guitarras, Janick Gers que sigue aportando su
dinamismo cumpliendo siempre con su difícil papel, Dave Murray, sobrio y
desatado a la vez con un sonido único y Adrian Smith, sin duda la persona que
ha aportado la cohesión que el grupo necesitaba tras su reunión en 1999.
Además, recuperó sus antiguas guitarras para esta gira y , para muchos de
nosotros, verlo de nuevo con su Lado fue una auténtica maravilla.
Aquí hay que
hacer un inciso, ya que Dickinson dio paso a la que, para un servidor, es sin
duda la canción por excelencia, una piedra angular dentro la extensa discografía de MAIDEN.
Acompañada por una ambientación magnífica y ejecutada con maestría, el tema de
más de trece minutos Rime Of The Ancient Mariner fue sin duda para el que
escribe, el punto más álgido del concierto.
Aun recuperando el aliento tras la catarsis, Run to the Hills nos golpeó directamente en la frente, desatando la locura, con, literalmente, todo el estadio, cantando el coro junto con la banda.
De nuevo una gran sorpresa Seventh Son Of A Seventh Son, una nueva carrera de
fondo de su homónimo álbum que hizo las delicias de todos y que interpretaron
de manera magistral, con un gran juego de imágenes que ilustraban la historia.
En cierta manera, el setlist, llamémosle sorpresa, acababa aquí, ya que lo que
vino después fue un festival de clásicos habituales de cada gira de la banda.
Surge entonces la duda, ¿es este el mejor setlist? ¿Por qué no han tocado algún
tema más rebuscado? La respuesta es fácil, lo es.
Si tú eres un fan de MAIDEN es lógico que eches en falta temas, incluso es
justo pensar que debería de haber algún tema del olvidado No Prayer For The
Dying el cual la banda pasó por alto, pero de manera justa para todos los que
acudieron al concierto, no se concibe un repertorio sin The Trooper, Hallowed Be Thy Name o Iron Maiden que fueron las encargadas de cerrar la primera
parte del show. Un broche final perfecto para un concierto memorable, que aún
tenía alguna sorpresa que ofrecer.
Sin casi descanso, las palabras de Sir Winston Churchill resuenan en el
metropolitano y todos sabemos que canción es la escogida para abrir los bises. Aces High no es ni de lejos la mejor elección para iniciar unos bises después
de más de una hora debido a su exigencia vocal, aun si Bruce la defendió con
mucho sufrimiento y dignidad y, no nos engañemos, funcionó a la perfección
gracias también a un espectacular despliegue de imágenes de batallas aéreas,
con Eddie en la carlinga de su Spitfire eliminado nazis.
El turno fue ahora para Fear Of The Dark canción amada y odiada casi a partes
iguales y añadida al repertorio como única representante del trabajo del 92.
Inevitable en el setlist, hizo que la comunión con el respetable alcanzara la
cota más alta. Un éxito asegurado.
Para finalizar la ideal Wasted Years, con su mensaje de positivismo para
terminar el show recordándonos que con IRON MAIDEN no hay concierto malo.
Como reseña menos positiva, cabe destacar que el sonido dejo en algunos
momentos bastante que desear, empañando una noche que no por eso, será
recordada como algo memorable, digna posiblemente de una de las mejores bandas
para ver en directo.
TEXTO: Ziltoid.