“Sin distorsión, solos tú y yo”. Así definía un amigo mío sus conciertos en formato acústico mientras miraba su guitarra.
Era lo que nos esperaba el pasado 10 de Octubre en la sala Rocksound de Barcelona. Nos visitaban de nuevo dos de los cabezas visibles de la banda sueca Eclipse, Erik Martensson y Magnus Henriksson. Ataviados con una enorme sonrisa y una energía desbordante aparecían en el escenario a las nueve en punto de la noche.
La cita se presentía memorable cuando empezaron a sonar los primeros acordes de Never Look Back. Y es que ya no miraron atrás, la noche fue un recorrido por temas de su último disco, Monumentum, su Armageddonize y alguna que otra sorpresa más.
El segundo de la noche fue el Killing Me, que dio paso a un temazo de su trabajo Bleed and Scream, el pegadizo Wake Me Up. La sala ya empezaba a entrar en calor.
Más cercano, si cabe, que en otras ocasiones, Erik compartió con nosotros varias anécdotas de su vida personal y profesional. Cuando llegó el turno de una de mis favoritas, The Storm, el vocalista nos contaba que la escribió tras el fallecimiento de su padre. Él mismo se había sorprendido como una canción que parte de algo tan triste se había convertido en un tema que hace tan feliz a la gente. El poder de la música una vez más se hace eco en momentos así, ¿no creéis?
Llegaba el primer cover de la noche, When You Were Young, tema de uno de los grupos favoritos de Erik, The Killers (banda de rock de Las Vegas), desconocida para mi y que realmente quedó entonada en la noche.
La juerga no había hecho nada más que empezar y la sala ya empezaba a desprender calor y alegría para más y más. Live Like I’m Dying seguidito por otro cover de Europe, Prisoners In Paradise, dieron paso a más cañonazos eclipserianos. Los siguientes en llegarnos fueron la balada a medio tiempo Hurt, ese Wide Open que tanto me invita a saltar y el clasicazo Unbreakable.
No hay duda que ambos músicos son excepcionales. Erik a la voz, guitarra y composición de los temas y Magnus, un gran guitarrista que lleva la batuta de los riffs hasta el paraíso. Un dream team, de sólo dos…
Un Million Miles Away nos llevó a Jaded, tema que me recuerda mucho a los inicios de la banda. No era casualidad que después sonara el altísimo coreado Battlegrounds. Inolvidable momento para los asistentes. “You’re amazing”, se emocionaba el vocalista.
De repente, el punteo de guitarra de Misirlou, una de las canciones tradicionales griegas más conocidas y el tema principal en la banda sonora de la película Pulp Fiction.
Una servidora no había podido a asistir a los últimos dos conciertos que la banda habían ofrecido en nuestra ciudad. Se llegó a comentar que en el festival Rock Fest la banda no era lo que siempre nos había presentado. Creo que en esta ocasión sacaron matrícula de honor. La voz de Erik, las cuerdas de Magnus, la alegría, su amor al público fueron lo mejor de la cita. Su música y saber estar allí arriba volvió a enamorar.
Llegábamos al final con Downfall Of Eden y el primer single de su último trabajo, el vertiginoso Vertigo.
La sala se quedó embelesada cuando sonó su versión de Whitesnake, el Love Ain't No Strangers. Todo se había impregnado de la esencia, humildad y cariño del dúo.
Se venían otros cañonazos, el Runaway y mi nostálgico I Don't Wanna Say I'm Sorry. Se les acababa el tiempo y la gente les pedía que no se fueran. A pesar de llevar una hora y media dándolo todo, aún nos iban a regalar algunas joyitas más. Otra versión de sus admirados Europe, el Open Your Heart.
Bleed & Scream, un trocito de su otro proyecto WET y el Stand On Your feet pusieron el punto final a la noche.
Como decía el compositor Leonard Bernstein, “la música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido”. Una vez más lo consiguieron. Viva la música y la gente que tanto la ama.
Gracias Erik, gracias Magnus y gracias Rock N Rock por la velada.
Texto: Metal Syster.
Fotos: Metalmaniac.